MANCO INCA - 3


MANCO INCA - 3

LA ALIANZA DE LOS HISPANOS CON LOS HUANCAS
El reino Huanca tenia menos de 80 años bajo el dominio incaico cuando llegaron los españoles y tenían fresca en la memoria su independencia anterior. No debe resultar en consecuencia extraño que recibieran con beneplácito a los españoles a quienes trataron como libertadores y les brindaron su total apoyo en la lucha contra los ejércitos cusqueños.
Los huancas eran un pueblo guerrero que habitaba la sierra central, entre Yanamarca y Tananmarca y en el valle del Jatunmayo o Huancamayo (conocido desde 1782 como valle del Mantaro), dedicados en su mayoría al cultivo de la tierra y al pastoreo en la alta puna de gran cantidad de llamas.
Sus poblados estaban generalmente muy fortificados en la parte alta de los cerros con casas de forma circular construidas de piedra.
La capital del reino huanca fue la gran ciudad de Siquillapucara, conocida actualmente como Tunanmarca.
En la plaza central de la capital huanca estaba el tempo a su Dios principal Huallallo Carguancho y a una cuadra al norte, la casa del rey huanca o jatuncuraca. En 1460 fueron conquistados por Tupac Inca Yupanqui, quien sitió la ciudad Siquillapucara que finalmente se rindió por hambre. La mayor parte de su  población fue llevada a la fuerza a la región de los chachapoyas y la ciudad casi totalmente derribada.      
No debe sorprender pues, que los huancas recibieran a los españoles como libertadores y se aliaran con ellos en la guerra contra Manco Inca y las fuerzas cusqueñas.
El Apo Jerónimo Guacrapáucar de la saya de Lurinhuanca se alió con Francisco Pizarro en 1533. El Apo Manco Sarichaqui curaca de la saya de Hatun Xauxa y el curaca Apo Alaya Chuquillanqui de la saya de Ananhuanca, también expresaron su total apoyo y alianza con los hispanos.
Una situación parecida se vivía en los otros reinos de la costa, sierra y selva que habían sido sometidos por las incas y que solo esperaban el mejor momento para poder sublevarse y recuperar su libertad. Este momento se presentó con la guerra fratricida entre Huáscar y Atahualpa y la coincidente llegada de los españoles.
Había aproximadamente doscientos reinos en todo el Tawantinsuyo con los mismos sentimientos de odio y sed de venganza contra el conquistador incaico.
Los gobernantes locales de estos pueblos consideraban que con la llegada de los españoles había llegado la hora de la libertad y habían considerado al grupo de aventureros españoles, montados en animales desconocidos para ellos y armados con armas que escupían fuego, como enviados por los dioses para apoyarlos en su lucha independista. Consideraron erróneamente que terminada esta guerra los “enviados divinos” se retirarían de estas tierras y ellos volverían a disfrutar de su independencia anterior.
Francisco Pizarro como hábil político, consiguió el apoyo incondicional de los huancas, que les brindaron víveres, cargueros, guerreros y mujeres para marchar unidos contra los dirigentes del Tawantinsuyo. Todo salió a la medida de lo que calculaba Pizarro y los huancas salían de un amo para caer en las manos de otro.
Aparte de los huancas, también se aliaron con los españoles los chachapoyas, los chimor, los caxamarcas, cañares y otros pueblos.
Los curacas de estos pueblos no estaban dispuestos tampoco a perder sus privilegios y con este objetivo, se resignaron a convivir con los españoles como sus nuevos amos.
A la llegada de Pizarro a Caxamarca, había en estas tierras tres poderosos ejércitos quiteños, con una total de aproximadamente ochenta mil guerreros. Atahuallpa que regresaba a Quito con parte de su ejército, se encontró con Pizarro en Cajamarca, Chalcochimac con un ejército de unos treintaicinco mil hombres ocupaba la región huanca y Quisquis con unos treinta mil guerreros dominaba el Cusco. Los quiteños lucharon bravamente contra los españoles. El ejército de Atahuallpa regresó a Quito y siguió la lucha por varios años al mando de Rumiñahui. Posteriormente se unió a esta lucha el cusqueño Manco Inca con el apoyo de los anancuzco y urincuzco. La nobleza cusqueña había sido diezmada por las fuerzas quiteñas y Manco Inca, fue coronado cuando apenas era un adolescente y no llegaba a los dieciocho años cuando inició su lucha.

EL ATAQUE A LIMA
Quizu Yupanqui era reconocido como uno de los más brillantes generales y estrategas incaicos. En su avance, tuvo un primer encuentro con un grupo de españoles en Chulcomayo, venciendo fácilmente.
Una de las tácticas que perfeccionó, fue subir a las partes altas de los desfiladeros enormes piedras las que serían soltadas en el momento oportuno. Este sistema había mostrado ser eficaz inclusive contra los caballos hispanos.
Francisco Pizarro había perdido todo contacto con sus hermanos en el Cusco, así como con Almagro que había marchado a Chile un año antes. Todos los caminos que partían de Lima hacia la sierra estaban bloqueados desde el mes de mayo. Pidió apoyo a otras capitanías en el continente, así como ayuda a España y logró formar los primeros contingentes que deberían marchar hacia el Cusco.
En Calca, Manco Inca también decidió concentrar sus esfuerzos en atacar Lima y terminar con Francisco Pizarro y su gente. Sabía que, con ese triunfo, después el Cusco caería fácilmente en sus manos.
Su hermano Quizu Yupanqui asumió el mando general del ataque a Lima , junto con Illa Túpac y Puyu Huillca.
En esta forma cambió la estrategia de la guerra, concentrando todos los esfuerzos en este nuevo objetivo. Se recibieron nuevos refuerzos, en su mayoría del Chinchaysuyo, formando un poderoso ejército de varias decenas de miles de hombres bien apertrechados.
Francisco Pizarro encargó el mando militar de la defensa de Lima a Diego Pizarro y Gonzalo de Tapia, quienes tenían a su mando a varios cientos de hispanos y miles de indios aliados.

TRIUNFOS DEL EJÉRCITO INCAICO
Quizu Yupanqui logró mantener en secreto sus movimientos y sus nuevas tácticas de guerra, por lo que el capitán Gonzalo de Tapia organizó una expedición hacia el Cusco, desconociendo los movimientos de los cusqueños. La ruta escogida era por Pisco, subiendo a Huaytará y Vilcashuamán donde pensaban encontrar información sobre la situación en el Cusco.
Manco Inca tenía en cambio una eficiente red de espías que informaban en detalle cada movimiento de los españoles. La red de chasquis cumplió un papel fundamental manteniendo al inca permanentemente informado sobre los movimientos de los españoles y el desplazamiento del ejército de Quizu Yupanqui en su campaña sobre Lima.
Enterado Quizu de la expedición, preparó la emboscada cerca al río Pampas. Esperó que cruce el puente e inicien la subida por la cuesta empinada para seguir camino. Cuando estaban a más de la mitad de la subida, los atacaron varios miles de honderos y finamente soltaron las piedras que habían instalado en la parte superior. Para evitar su fuga por la retaguardia destruyeron el puente.

El ejército incaico al mando de Quizu Yupanqui después de vencer en tres batallas al ejército aliado hunaca-español marcha sobre la capital y ataca Lima.

Ya sin caballos, los españoles fueron fácilmente victimados no quedando vivo ni uno solo. Únicamente algunos esclavos lograron huir para difundir la noticia.
En Calca el júbilo fue indescriptible al recibir la noticia y Manco Inca celebró en grande.
Quizu Yupanqui recibió informaciones que un nuevo grupo de españoles marchaba por la sierra central. Era Diego Pizarro que había salido de Lima con ciento cincuenta hombres y varios miles de indios aliados, con la misión de encontrarse con Gonzalo de Tapia y marchar juntos al Cusco.
El encuentro se produjo en Parcos y con una estrategia similar a la empleada en Pampas destrozaron al ejército hispano. Mataron a todos, con excepción de un español para llevarlo a presencia de Manco Inca.
Los indios aliados que los acompañaron también fueron muertos sin piedad. Tenían órdenes de no dejar un solo nativo con vida, pues tendrían que pagar con su vida su traición y la ayuda que brindaban a los españoles.
Un nuevo contingente de treinta españoles había partido de Lima con rumbo a Vilcashuamán por la ruta de Jauja y el rio Mantaro al mando de Juan Mogrovejo de Quiñones. Quizu Yupanqui enterado de sus desplazamientos siguió con cuidado sus movimientos y después de varios encuentros y escaramuzas fueron finalmente aniquilados en Angoyacu.
En Chulcomayo fueron vencidos nuevamente los españoles y los huancas por las fuerzas cusqueñas de Capicapita Yupanqui, capitán de Quizu Yupanqui.
Un grupo de orejones fueron enviados al campamento de Manco Inca llevando muchas cabezas de españoles, dos españoles vivos, un negro y cuatro caballos. Fueron recibidos en la fortaleza de Ollantaytambo donde celebraron los triunfos.
Manco Inca obligó a los españoles prisioneros a enseñarles el uso de las armas europeas y el mismo fue visto después varias veces montado a caballo, con casco, armadura y espada.
Quizu Yupanqui siguió rumbo al norte, llegando a tierras huancas, donde solo encontró un apoyo muy limitado. La mayor parte de los grupos huancas creían que con los viracochas recobrarían su libertad y los apoyaban abiertamente en contra del inca y su ejército.
En la ciudad de Hatun Xauxa había una pequeña guarnición a cargo de Alonso de Gaete, quien no creía que sería atacado y su jactancia le costó caro. No había fortificado ni puesto defensas en la plaza de Hatun Xauxa ni enviado vigías a los caminos. Las fuerzas de Quizu Yupanqui llegaron de madrugada, rodeando la ciudad entraron a la plaza principal. Los españoles corrieron al Ushnu de la plaza donde pensaron protegerse junto con doscientos indios huancas. Solo dos españoles lograron huir heridos hacia Lima Ese día fueron muertos setecientos setentaiun hombres y 119 mujeres de Lurinhuanca.
En Lima, Pizarro decidió coronar un nuevo inca para unir alrededor de los españoles a los indios leales y escogió a Cusi Rímac, hermano de Manco Inca.
Después, organizó una nueva expedición que salió hacia Jauja. No sabía Pizarro que Cusi Rímac, confabulado con su hermano informó a Quizu Yupanqui de todos los movimientos de los hispanos.
Llegados a las ruinas de la ciudad de Jauja, fueron atacados por el ejército inca de Quizu Yupanqui quien obtuvo una fácil y contundente victoria.
Envió a Manco Inca todos los bienes confiscados a los vencidos, quien le retribuyó con el envío de una hermosísima coya y órdenes terminantes de marchar sobre Lima y eliminar de una vez por todas a los españoles dejando solo vivo al marqués a quien llevaría a su presencia.
Un quinto grupo de españoles partió hacia la sierra central comandado por Francisco de Godoy, experimentado militar y segundo de Pizarro, con sesenta hombres y como ya era costumbre un gran contingente de indios amigos y negros.
Estando en Pariacaca, ya muy cerca a Jauja, encontraron al español Caravates que había logrado huir y les informó de la trágica suerte de Gaete.
Godoy entró en pánico y huyó lo más rápido que pudo, abandonando a los indios que lo acompañaban y sus animales. Quizu Yupanqui ordenó su persecución y captura, pero no lograron alcanzarlo.
Godoy no paró hasta Lima, llegando desesperado al despacho de Pizarro informándole que un numeroso ejército inca marchaba sobre Lima Poco después llegó, Diego de Agüero quien confirmó que un numeroso ejército había sido avistado por Lunahuaná.
Pizarro puso nuevos refuerzos a órdenes de Godoy quien partió nuevamente hacia Jauja. Cuarenta días después de arribar Godoy a Jauja, Quizu Yupanqui con cuarenta mil guerreros invadió la ciudad y nuevamente los hispanos se refugiaron en el Ushnu de Jauja donde fueron masacrados nuevamente. Solo Godoy con la ayuda de algunos huancas pudo escapar y regresar a Lima.
Era evidente que Quizu Yupanqui estuvo en todo momento informado en detalle de todos los movimientos de los hispano.
Como represalia por el apoyo que los huancas brindaban a los españoles, Quizu se vengó sangrientamente, llevando prisionera a la población huanca que sobrevivió, junto con todos los animales y provisiones que pudo encontrar.
Quizu Yupanqui era un auqui u orejón cusqueño, tío de Manco Inca, quien en nombre de su sobrino tenía el gobierno militar de la región del centro, Quizu era hijo de Tupac Yupanqui.

LIMA SITIADA
Los españoles entraron en pánico y pretendieron huir de Lima, más Pizarro dio ejemplo de calma y templanza, se puso su armadura e inició los preparativos para la defesa de la capital.
Lo primero que hicieron las fuerzas de Quizu Yupanqui al entrar al llano del valle, fue desviar las aguas del río Rímac inundando gran parte de la ciudad y dejando a Lima sin su fuente normal de abastecimiento.
Pizarro ordenó la inmediata salida del capitán Pedro de Lerma quien con 80 hombres y varios cientos de indios aliados, salió al encuentro de las fuerzas incaicas produciéndose el primer encuentro en la zona Puruchuco. Las fuerzas incas estuvieron en desventaja, luchando con su infantería contra la caballería hispana en un terreno llano y sin apoyo de flecheros, a pesar de lo cual, la lucha se prolongó todo el día hasta llegar la noche donde alcanzaron unos cerros fuera del alcance de la caballería y después que los hispanos se retiraran derrotados del campo de batalla.
Pedro de Lerma terminó con la dentadura destrozada por una pedrada y Juan de Panes fue destrozado junto con su caballo.
Al día siguiente, al intentar establecer el sitio sobre la capital se produjo otro feroz enfrentamiento a la altura de Yerbateros. Enfrentados nuevamente a la caballería en terreno llano tuvieron graves problemas por lo que acordaron Curi Rímac y Quizu Yupanqui tomar posesión de los cerros que rodeaban Lima.
Los españoles tenían problemas para abastecerse de agua, pues tenían que enviar a su tropa al río para abastecerse, donde los caballos o podías desplazarse libremente, por la cantidad de piedras.
El cerro San Cristóbal y otros cerros aledaños fueron tomados por el ejército incaico y tumbaron la cruz de madera que coronaba el cerro. Los españoles intentaron combatirlos, pero no tuvieron éxito, al igual que los cusqueños que fracasaron en varios intentos por ingresar a la ciudad.
La lucha se prolongó por seis días, con luchas incesantes y con muertos en ambos bandos. Quizu Yupanqui estaba a la espera de algunos caciques huancas, que a pesar de su enemistad con el Cusco habían accedido a venir en su apoyo, pero los huancas nunca llegaron.
Cuando se preparaban para aislar a Lima y vencerlos por hambre, les informaron que Alonso Alvarado venía del norte a marchas forzadas en apoyo de Pizarro. Con él venían varios miles de chachapoyas que también ofrecieron luchar junto con los españoles. Finalmente llegaron los huancas, encabezados por sus caciques Guacrapáucar y Paullo Runa, entre otros.
Cuando Quizu Yupanqui había ordenado finalmente el ataque, los huancas traicionaron al jefe incaico, pasándose al lado de Francisco Pizarro, encabezados por su cacique Guacrapáucar. El contingente huanca era aproximadamente de unos mil trescientos hombres. Pizarro tenia unos 400 españoles y 200 caballos, más algunos miles de indios que luchaban a su lado.
El ejército incaico estaba formado en total por unos cien mil hombres de los cuales solo unos veinte mil eran soldados y los demás personal de servicio y apoyo.
Quizu Yupanqui arengó a sus tropas manifestando que ese mismo día entrarían a la ciudad y acabarían con todos los españoles y ordenó el ataque. Su gente comenzó a bajar de los cerros hacia el río, donde los esperaban los defensores de la ciudad: españoles, yungas, huaylas, cañaris, huancas, chimúes, así como algunos guerreros nativos llegados de Nicaragua y Guatemala.
Los Huaylas eran unos cuatro mil hombres, enviados en apoyo de los hispanos por Contarhuacho, la suegra india de Francisco Pizarro.
Los incas ya ingresaban a la ciudad por el camino que conduce a Huarochirí (actual distrito de Ate Vitarte) cuando la caballería española, encabezada por Francisco Pizarro en persona les hizo frente.
Las tropas de Quizu proferían constantes gritos amenazando con echar a todos al mar. La lucha fue muy sangrienta y las tropas incaicas habían tomado ya gran parte de la ciudad, cuando cayeron los jefes incaicos. Quizu Yupanqui por una lanza y Cusi Rímac por un disparo de arcabuz.
Hay que destacar la valentía del capitán Quizu Yupanqui, hijo del Inca Túpac Yupanqui, muerto en una pelea contra otro capitán español, Luis Ávalos de Ayala. La valentía, rapidez, destreza del jefe incaico, que resbala en uno de sus desplazamientos y cae en una de las acequias, siendo atravesado por una lanza, luego de haberse desplazado incluso por debajo de los caballos de los conquistadores, demostrando coraje, carácter, decisión. Los cronistas españoles relataron estos hechos destacando la bravura de los cusqueños que penetraron en la ciudad, corrieron por los techos de las casas, mientras que, abajo, los jinetes españoles se veían imposibilitados de actuar. Los soldados del Inca luchaban día y noche. Aprovechaban la noche para hacer hoyos en la tierra en la que hundieran sus patas los caballos, rompían acequias para que el agua inundara la ciudad y los caballos quedaran atrapados en el barro. Los soldados de Manco Inca eran incansables en el combate. Así murió el Capitán Quizu Yupanqui en Ate, peleando con coraje sin igual.
Ese día murieron en Lima mas de cuatro mil cuzqueños y aliados. Los españoles perdieron treintaidos soldados, ocho caballos y mas de mil indios amigos.
Junto a Pizarro habían luchado el huanca Guacrapáucar y tropas yungas de Taulichusco y Guachinamo, curacas de Lima.
Hay que señalar que estas batallas tenían finales muy sangrientos. Los españoles, a los indios capturados les cortaban los brazos y a otros la nariz. A las mujeres les mutilaban los pechos y así los devolvían a los cusqueños. Los huancas que participaban en la batalla por el lado español quemaban vivos a los cusqueños que lograron capturar. Mas adelante veremos, como en los años siguientes las fuerzas de Manco actuarían aún con mayor ferocidad.
El 26 de agosto cesaron los ataques, pero los incaicos seguían ocupando los cerros de Lima.
En los meses de Setiembre y Octubre Pizarro envió varias expediciones a provincias para reabastecerse de alimentos. Alonso de Alvarado llegó de Chachapoyas y Trujillo con 70 españoles a caballo y algunos miles de indios chachapoyas aliados y Sandoval arribó con más españoles y cinco mil cañaris.
Manco Inca recibió noticias sobre Alonso de Alvarado que estaba preparando una importante expedición a la sierra. Alvarado partió el 8 de noviembre de 1536 con unos trescientos españoles, los chachapoyas que había traído y mas de mil huancas que estaban en Lima con su cacique Guacrapáucar. En el templo de Pachacámac quemaron vivos a los sacerdotes.
En Olleros obtuvieron los españoles una sangrienta victoria, con algunas importantes pérdidas. Los indios capturados eran mutilados de la mano derecha, castrados o quemados vivos. Los caciques huancas eran los más sanguinarios en estos actos punitivos quemando vivos a los orejones cusqueños.
Otros encuentros se produjeron en Ayaviri (cerca de Yauyos), en Tarama y Chinchaycocha done el ejército formado por las tres sayas huancas y algunos españoles obtuvieron sendas victorias. Entre los huancas, destacó el joven Baltazar Canchaya de solo quince años.
Manco Inca envió a Illa Túpac a enfrentar la expedición española y a reforzar los lazos con los pueblos de la serranía limeña, lo que no siempre tuvo éxito. Los Huarochirí lucharon con los incaicos, pero en cambio los Yauyos se plegaron a los hispanos.
Paucar Poma fue nombrado nuevo jefe de las tropas de la sierra central. Alvarado logró recapturar Jauja a sangre y fuego y salió hacia el oriente. Finalmente, los dos ejércitos se encontraron en Comas (Junín), en la que las fuerzas combinadas de españoles y huancas lograron vencer a Paucar Poma quien fue ejecutado en Jauja.
Posteriormente se encontraron en Yuracmayo y Yunco Cayo venció a los españoles pereciendo unos cincuenta, gracias al apoyo de un grupo de flecheros pilcosunis.
En Angoyacu los españoles comandados por Garcilaso de la Vega obtuvieron una ajustada victoria. Mas al norte, Illa Tupac logró reunir un ejército numeroso con apoyo de los pueblos chupachos, yaros y pombos, cercando al capitán Diego de Los Ríos y logrando algunas victorias, obligando al desplazamiento de Alvarado hacia esa zona.
En el valle del Mantaro, los españoles cometieron mil atropellos contra los huancas, ante la indiferencia de sus caciques que preferían mantener sus privilegios con el apoyo español.
Después de cuatro meses, Alvarado decidió marchar hacia el Cusco donde las fuerzas incaicas lo esperaban en Rumichaca (actual Tayacaja). Páucar Huamán los cercó en un desfiladero con el resultado de veintiocho españoles y nueve caballos muertos.
Los españoles se vengaron con la colaboración de caciques ancaras, en una terrible matanza. En la región de Chincheros los españoles obtuvieron el apoyo incondicional de los chancas.
Ante la falta de alimentos en el Cusco se organizó una expedición hacia el sur, comandada por Gabriel de Rojas. Manco Inca mandó cortar el paso a los hispanos. El ejercito utilizó por primera vez algunas armaduras, espadas, arcabuces y caballos que habían quitado a los españoles. A pesar de todo Gabriel de Rojas logró abrirse paso y regresar al Cusco.
Un hecho lamentable fue la deserción de un grupo de nobles y pueblos aliados del inca que se pasaron a las filas españolas comandados por Gualpa Roca, Cápac Túpac, Pacac Inga y Cari Topa junto con muchos guerreros, afectando el equilibrio de fuerzas que había hasta ese momento.
Mientras tanto Alvarado también se acercaba desde el norte y se encontraba en Guamanga y Almagro retornaba de su fracasada expedición al sur y estaba por Tarapacá.

Manco Cápac mientras tanto se retiraba de Calca para ocupar la fortaleza de Ollantaytambo que ofrecía mayor seguridad para sus tropas.






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