MANCO INCA - 4
MANCO INCA - 4
BATALLA DE OLLANTAYTAMBO
Hernando Pizarro,
enterado que muchos nobles cusqueños habían abandonado a Manco Inca, consideró
que había llegado el momento de organizar un ataque contundente. Manco Inca en
cambio, había logrado la adhesión de varios pueblos de la zona de Vilcabamba,
entre ellos algunos grupos chachapoyas. Además, había dominado algunas técnicas
de los hispanos como el uso del arcabuz que le había enseñado el español
Santillana. Esta fue la primera vez que se vio a Manco Inca montado a caballo.
Manco Inca montado a caballo, con armadura y lanza o espada fue una escena normal en la última etapa. |
Gonzalo y Hernando Pizarro salieron con su mejor
gente con 60 hombres a caballo, treinta peones y varios miles de indios amigos.
Gonzalo Pizarro con veinte hombres a caballo salió
por delante para liquidar a los centinelas y así caer de sorpresa. Al primer
encuentro fueron atacados por un grupo de arqueros incaicos. Al día siguiente
cuando avanzó Hernando Pizarro encontró muchos centinelas que avisaron de su
presencia y rápidamente se reunieron más de 30,000 hombres del ejército
incaico. La sorpresa fue mayor cuando vieron a muchos indios armados de espadas
y a Manco Inca a caballo blandiendo una lanza. En once andenes que había en un
cerro aledaño, estaban los cusqueños lanzado galgas y flechas en tal cantidad
que difícilmente podría salvarse algún español. Los españoles salieron
despavoridos perseguidos por los incaicos y fueron finalmente echados al rio.
Manco Inca ordenó un ataque final con todos sus hombres con la orden de
capturar a Hernando Pizarro. Lucharon cuerpo a cuerpo hasta llegar la noche. A
la mañana siguiente los españoles habían huido. Manco Inca aprecio una vez más
como las corazas de hierro eran un obstáculo que difícilmente iban a poder
vencer. De todos los jinetes españoles solo murió uno. La cuota de sangre la
pagaron finalmente los indios amigos, Pero, finalmente fue una gran victoria
para Manco Inca.
Animado por la victoria, ordenó un nuevo asedio al
Cusco, con todos los hombres que tenía disponibles. Gonzalo de Rojas con sus
hombres defendió la ciudad en una lucha cruenta donde perdieron varios caballos
y hombres.
Mientras esto sucedía en el Cusco, Almagro subía de
Arequipa hacia Canas con su ejército de quinientos hombres a caballo y miles de
indios amigos y trató de establecer algún contacto con Manco Inca en
Ollantaytambo.
Almagro trataba de conseguir una alianza con Manco
Inca contra los hermanos Pizarro en el Cusco. Hernando Pizarro enterado de
estos contactos difundió un rumor que llegó hasta Ollantaytambo, que Almagro
estaba jugando a doble filo y también tenía negociaciones con el Cusco.
Finalmente, Manco Inca atacó a los almagristas en
Yucay donde estuvo a punto de obtener una importante victoria, arrojando a los
españoles al río donde muchos podrían haberse ahogado de no ser por una
cantidad de balseros indígenas que los ayudaron. Se supo que había sido una
traición, ordenando la inmediata ejecución del Yana-general Rampa Yupanqui.
Almagro viró rumbo al Cusco, atacando la ciudad y
exigiendo su rendición El 17 y 18 de abril de 1537 logró entrar y tomar
posesión de la ciudad, gracias a los ofrecimientos de recompensas y oro que
había hecho a muchos españoles que estaban en la ciudad. En esta forma logró
unir a todos los españoles del sur del Perú.
En posesión del Cusco, organizó una expedición
contra Alonso de Alvarado que venía del norte. El mariscal almagrista Orgoñez
lo aplastó en Cochacaxas, cerca de Abancay el 12 y 13 de julio de 1537.
LUCHAR HASTA LA VICTORIA
Las luchas continuaron entre españoles e incaicos. Los
españoles siguieron hasta Yucay y Sacsasiray con encuentros constantes con las
fuerzas incaicas. Así, llegaron al pueblo de Tambo donde los españoles deciden finalmente
retornar al Cusco.
Estando en Tambo, recibieron noticias del ejército
de Quizu Yupanqui que había marchado sobre Lima. Informaron al Inca de los
encuentros que habían tenido y que retornaron a la sierra donde finalmente en
Jauja se produjo una cruenta batalla en la que vencieron a los españoles.
Llevaron a Manco Inca muchas cabezas de los españoles, así como dos españoles
vivos, un negro y cuatro caballos. Cuando celebraban esta victoria llegó a las
vecindades de la fortaleza en Tambo el capitán Rodrigo Orgonez con sus tropas.
Los indios les salieron al frente entablando una feroz batalla en la llanura de
Paucarpampa y Pachar, con muertos en ambos bandos. Lucharon hasta el anochecer
y cada bando se recogió a su campamento. A la mañana siguiente encontraron el
campamento español vacío.
Manco Inca reunió a toda su gente y les comunicó que
se iba del Cusco y se dirigía a los Andes remotos, agradeciéndoles lo que
habían hecho hasta el momento por ellos.
Les habló de los españoles, a quienes en un
principio creían viracochas o enviados de los Dioses pero que con todo lo que
había pasado ahora sabían que eran Chuipsupay o enviados por el diablo o
Supaycuna (hijos del diablo).
Ruinas de Vitcos, Villabamba, - La Convención - Cusco |
Manco Inca marchó con una parte de su gente al
pueblo de Vitcos, ubicado a treinta leguas del Cusco. Se prepararon
habitaciones para establecerse en este lugar. Según narra Titu Cusi Yupanqui,
en Vitcos estaban los restos de sus antepasados Vanacuri, Viracochan Inga,
Pachacuti Inga, Topa Inga Yupanqui y Guaina Capac.
Orgoñez se dirigió fortalecido por el triunfo,
hacia Vitcos donde se encontraba Manco Inca.
Manco Inca se sentía seguro. Había destruido el
puente sobre el río Urubamba y era muy difícil para los españoles penetrar a
esta región cubierta por la selva. Para los habitantes del Antisuyo era un honor
tener al inca en su región y los indios pilcosunis, machiguengas y manaríes de
la región decidieron organizarle una fiesta que el inca aceptó.
Orgoñez en cambio no tomó descanso y salió de
inmediato hacia Vitcos. Con el apoyo de los chachapoyas repararon el puente
sobre el Urubamba y enrumbaron hacia Vitcos, trepando las empinadas montañas.
Orgoñez era el militar español más eficiente en el Perú, con experiencia de
muchas guerras en España e Italia.
Los españoles irrumpieron en plena fiesta incaica
convirtiéndole en una verdadera masacre. Manco con su esposa Kura Ocllo y el
Villa Oma lograron escabullirse y huir por la selva con un pequeño grupo de
leales.
En Vitcos quedó destrozado el ejército incaico,
como también las ilusiones de restaurar el imperio. Rodrigo Orgoñez siguió
buscando al inca desesperadamente.
Manco Inca con Kura Ocllo y el Villa Oma habían
logrado huir y Orgoñez los persiguió sin cesar por mas de 20 leguas hasta
llegar a una zona escarpada cubierta de hielo donde finalmente perdió el rastro.
Ahí en el Salcantay se produjo una grave desavenencia entre Manco Inca y el
Villa Oma. No se saben los motivos, pero el rompimiento con el Sumo Sacerdote
fue definitivo y cada uno siguió su propio camino.
Deambulando por el Chinchaysuyo, cerca a
Vilcabamba, Manco Inca logró burlar a los españoles y poco a poco recomponer
sus fuerzas, con el apoyo que iba obteniendo de varios pueblos de la región.
Aprovechó también el enfrentamiento entre Almagro y los Pizarro en el Cusco. Su
nuevo jefe militar fue Chirimanchi quien dirigió a partir de este momento la lucha
contra los españoles.
Después abandonó esta zona y se dirigió al norte.
Un grupo de chachapoyas le hablaron de una fortaleza inexpugnable en Quelap
donde podían ofrecerles refugio seguro.
Amagaron Andahuaylas, sede de los chancas pasando
después a Viñaca cerca de Ayacucho, siguiendo su marcha al norte.
Pasando por Xauxa (Jauja) se enteró de la presencia
del ejército aliado español y huanca reunidos en un sitio llamado Guari Villca
a cinco leguas de LLacxapallanga.
Los huancas brindaban a los españoles apoyo total
en víveres, vestimentas, guerreros y mujeres de apoyo en su lucha contra los
cusqueños.
Manco se enteró que su capitán Illa Tupac también
había retomado la lucha enfrentando con cierto éxito a las tropas que salían de
Lima hacia la sierra central. Se enteró también que en el Cusco su hermano Paullo
Tupac había sido coronado Inca por Almagro en una fastuosa fiesta en el Cusco y
con el apoyo de parte de la aristocracia inca en el Cusco que ofrecieron apoyar
a los español para así mantener cierto rango y privilegios.
Illa Túpac también inició un ataque a los huancas
por el norte. Necesitados de provisiones, incursionaron varias veces en el
valle, llevándose provisiones, hombres y mujeres y venciendo al cacique
Cusichaca. Esto trajo como consecuencia la unión de todos los caciques huancas,
quienes formaron una importante fuerza y enfrentaron a Illa Tupac en Huaripampa
en una cruenta batalla, donde finalmente los incaicos tuvieron que retirarse
hacia el norte, pero causando importantes daños a los huancas, tanto en pérdidas
de hombres como con el saqueo e incendio de sus provisiones.
Hay que hacer aquí una
mención especial a Illa Túpac, que había participado con Quizu Yupanqui en el
ataque a Lima y después se retiró a Huánuco. La resistencia inca en esta región
de 1537 a 1545 fue sin duda la más tenaz y sangrienta de la
guerra de reconquista cuyo héroe epónimo fue Illa Tupa, miembro del más rancio linaje
de los incas. Este capitán héroe del cerco de Lima y de la lucha contra el
mariscal Alvarado para impedir que éste llegara el Cusco, quizás a fines de
1537, se retiró a la región de Huánuco donde estableció su cuartel general. En
1538, batió al capitán Mercadillo y castigó sus crímenes y depredaciones. En
1539, al mariscal Alvarado que iba continuar la conquista de los Chachapoyas e
hizo fracasar a la ciudad española fundada por Gómez de Alvarado en el tambo de
Wanacopampa (Huánuco). A mediados de este año, batió también al genocida
Francisco Chávez en la provincia de Conchucos, que según el dominico Tomás de
San Martín y otros testimonios, cometió atrocidades, exterminó niños y
poblaciones en el vano intento de sofocar el espíritu nacionalista de los
peruanos de esta región, repudiando el terror criminal de este capitán-
pariente de los Pizarro. No respetó ni a mujeres ni a niños, y aún recurrió al
auxilio de los perros, las casas fueron saqueadas, robados los campos y
ahorcados muchos pobladores. Era la respuesta española a la insurrección de
Manco. Se dice que Chávez, hacía que los niños a quienes debían ejecutar
pronunciasen antes de morir su fatídico nombre. En 1540, Illa Tupa en respuesta
a este genocidio siguió combatiendo con más valor y sin amilanarse ante el
poder y crueldad de los enemigos. En este año hizo fracasar la marcha de
Gonzalo Pizarro a Quito y lo obligó a desviarse desde la serranía de Wari hacia
la costa. Igualmente organizó a los curacas, para que amagaran la ciudad de
Trujillo y para demostrar que la guerra seguía contra los españoles. La lucha
de Illa Tupac contra los enemigos se prolongó hasta 1543, año en que fue
apresado por el capitán Juan de Vargas enviado contra él por Pedro de Puelles
el fundador de la actual ciudad de Huánuco.
Volviendo a la marcha de Manco Inca, llegó finalmente
a Xauxa la grande encontraron a los españoles con sus aliados huancas y entablaron
un cruel combate que duró más de dos días. Finalmente, el saldo arrojó mas de 50
españoles muertos junto con varios cientos de huancas.
Persiguiendo a los españoles y huancas, llegó a
Vayocache, pueblo que fue incendiado, matando a todos los huancas que
encontraron y destrozando sus ídolos. Lo mismo hicieron días después en Viñaca
donde tumbaron su ídolo llamado Variuillca y lo echaron al río. En el pueblo de
Pillco Suni tuvo otro encuentro con españoles y huancas, a quienes venció y
quitó gran cantidad de armas como arcabuces, artillería, lanzas, ballestas y
otras armas. En Yeñupay hubo otra refriega y finalmente se quedó en esta región
por mas de un año, retornando después a Vitcos y finalmente a Vilcabamba.
Manco Inca después de la cuarta batalla de Jauja,
quedó dueño del valle y los huancas huyeron hacia Tarma.
Su emisario Cayo Tupac, enviado a la tierra de los
Chachapoyas, había fracasado en su misión de coordinar el apoyo del cacique local
Guayamulus. El poderoso cacique Chachapoyas, aliado de los españoles, se enteró
de la conspiración, que terminó en una masacre y Cayo Tupac fue quemado vivo.
En esta forma fracasaron los sueños de Manco Inca de llegar a Quelap donde
podía haberse protegido y fortalecido.
Manco Inca se vio obligado a desplazarse hacia el
sur, arrasando a su paso lo que quedaba de los pueblos huancas, llevándose todo
el ganado y provisiones, hombres y mujeres como esclavos.
Pasó por Paucarbamba y Cocha, cerca de Huanta
llegando a Ruaguiri donde dio muerte a un cacique de los Angaraes y a un orejón,
cómplices de los españoles. Finalmente retornó a Vitcos, donde se sentía
seguro.
Informado por los vigilantes que tenía en el camino,
que venían hacia él los españoles comandados por Gonzalo Pizarro, con los
capitanes Diego Maldonado y Ordóñez, con gran cantidad de hombres y traían con
ellos a tres hermanos de Manco Inca: Paullo, Inguill y Guaspar, Manco Inca ocupó
una fortaleza que estaba a tres leguas del lugar y ofrecía mejores condiciones
para la defensa. Lucharon a orillas del río y en plena selva con ventaja para
las fuerzas incaicas que estaban protegidas en una zona fortificada en una de
las orillas obteniendo finalmente la victoria. Kura Ocllo, hermana de Manco Inca
suplicó por la vida de sus hermanos, más el inca le contestó: “Mas justo es que
corte yo sus cabezas y no que lleven ellos la mía”. En la refriega cuando los españoles estaban
por capturar a Manco Inca, este se lanzó al río y lo cruzó a nado. A los españoles
no les quedó mas remedio que retornar finalmente al Cusco llevando a Kura Ocllo
y Cusi Remache, hermana y hermano de Manco Inca. Al llegar al pueblo de
Pampaconac los españoles intentaron forzar a Kura Ocllo quien se defendió bravíamente.
Finalmente quemaron vivos a los capitanes Tizoc, Taípe, Tanui Guallpa, Orco
Huaranca y Atoc Suqui y otros más. Llegando al pueblo de Yucay victimaron igualmente
a los capitanes Ozcoc y Coriatao.
Desde su refugio en Vilcabamba, organizó Manco Inca
varias incursiones sobre los caminos que llegaban al Cusco desde Lima, atacando
principalmente las caravanas que entraban y salían del Cusco. Pizarro organizó
una expedición en busca del inca, pero fracasó, quedando una nueva expedición
al mando de Suárez de Carbajal quien también fracasó.
En el segundo semestre de 1538, mientras Tizoc Inca
se batía en el Collasuyo, Manco Inca decidió dirigir personalmente una nueva
ofensiva sobre la sierra central, asolando principalmente los caminos, en una
táctica que actualmente llamaríamos guerra de guerrillas.
Siguieron las escaramuzas con resultado diverso y
ya era común ver a Manco Inca montado en un brioso corcel. En esta etapa de la
guerra Manco Inca y sus huestes hacían gala cada vez de mayor crueldad,
principalmente contra los indígenas aliados de los españoles, a quienes,
cortaban la mano, sacaban los ojos o quemaban vivos. Este accionar no fue de
utilidad para su causa, pues originó cada vez mayores antipatías en los otros
pueblos.
Manco decía que, así como tiempo atrás doscientos
cabezas hispanas habían adornado la fortaleza de Ollantaytambo, las cabezas de
españoles que llevaba, más las obtenidas anteriormente, adornarían Vitcos.
Suárez de Carbajal antes su fracaso solicitó nuevos
refuerzos, prosiguiendo con la persecución del Inca.
En 1538 Manco Inca dispuso la campaña del Collasuyo
principalmente con el apoyo de Tizoc Inca uno de sus brillantes capitanes.
Pasados seis años de lucha, los españoles solo
tenían el control total del Chinchaysuyo, estando inconquistadas las demás suyos
del imperio. Después de vencido Almagro y superado el problema de la división
entre los hispanos, Manco Inca sabía que ahora todos sus esfuerzos se
dirigirían contra ellos.
Envió a su tío Tisoc Inca al Collasuyo, como su
emisario personal, con instrucciones de conseguir la inmediata y total
sublevación de todos los habitantes de estas tierras y su lucha contra los
españoles. Cari Apaza, cacique de los lupacas inició esta nueva ofensiva atacando
a los indios pro-españoles en Chucuito.
Hernando y Gonzalo Pizarro iniciaron su ofensiva
hacia el Titicaca, con el apoyo indígena conseguido por Paullo Topa, convertido
ahora en aliado total de los Pizarro. El primer encuentro fue un triunfo
absoluto de los españoles gracias a su caballería. El siguiente encuentro fue
en el Desaguadero o Kasaraca donde en un primer momento fueron rechazados los
hispanos, pero con el apoyo de los cinco mil hombres de Paullo Topa, provistos
de balsas, lograron cruzar el río, obteniendo Gonzalo Pizarro una sangrienta victoria.
Tisoc Inca en persona dirigió el ataque en Charcas, apoyado por los charcas,
los chuis y caracaras. Los demás caciques de la zona apoyaron a los hispanos,
encontrándose nuevamente en Tapacarí y finalmente en Cochabamba. La batalla fue
muy dura y por orden de Manco Inca trataron de matar a Chalco Yupanqui,
principal colaborador de los españoles en la zona. Tiori Nasco cacique de los
chichas también entro en acción en apoyo de las tropas incaicas. Gracias al
apoyo de los cinco mil hombres de Paullo Topa, quien luchó personalmente, a
caballo y a píe, consiguieron finalmente vencer los hispanos. Hernando Pizarro
llegó con 50 jinetes de refuerzo. En esos mismo días, las fuerzas incaicas
consiguieron un resonante triunfo en Orongoy (Guamanga).
Gracias a las negociaciones de Paullo Topa,
consiguieron la sumisión total de los pueblos de esta región y el pago con un
tesoro de un millón de pesos, solo comparable con el rescate recibido de
Atahuallpa.
Tisoc Inca seguía mientras tanto la lucha mas al
sur, en Humahuaca en la actual Argentina, donde finalmente ante la llegada de
nuevas tropas hispanas, se vio obligado a rendirse, nuevamente con la
intervención de Paullo Inca, convertido en el principal negociador español.
En la campaña de 1539 – 1540 la lucha prosiguió en
zonas cercanas al Cusco encomendando Francisco Pizarro a su hermano Gonzalo
encargarse personalmente del inca rebelde recibiendo con este fin 500 hombres
bien apertrechados y Paullo Topa, quien brindó su apoyo sin condiciones con
unos seis mil indios y varios orejones cusqueños. Gonzalo Pizarro que tendría
en esa época unos treinta años era el mejor lancero español en toda América.
Paullo era hijo de Huayna Capac y la princesa huaylas
Añas Colqui y destacaba por sus habilidades militares, así como hábil
negociador con los pueblos indígenas y excelente organizador, a pesar de su
juventud.
Enterado Manco Inca de su salida del Cusco, se puso
en movimiento buscado el lugar adecuado para tenderles una emboscada. En esos
momentos solo disponía de unos tres mil quereros, más unas eficientes unidades
de flecheros formadas por machiguengas y campas llegados desde la selva alta,
contra casi siete mil del ejército combinado español-indio.
Manco Inca ubico sus fuerzas en el paso de Chuquillushca,
un lugar estratégico en la bajada de las cumbres hacia la selva, sobre el rio
Vilcabamba donde preparó con cuidado la emboscada. Aguardó pacientemente, colocando
cantidad de galgas en las altura y a sus flecheros protegidos y ocultos.
Pedro del Barco encabezaba las fuerzas y cruzó el
río sobre dos puentes sin percatarse que estaban recientemente construidos,
llevando a sus fuerzas directo a la emboscada. Cruzando los puentes, había un
camino muy angosto que bajaba a la selva. Ingresados los españoles al camino,
desde lo alto soltaron una lluvia de enormes galgas que despedazaron de
inmediato a tres españoles botándolos al río. Los que habían pasado antes
fueron recibidos por los flecheros. Gonzalo Pizarro dio la orden de retirada,
pero Paullo Topa se opuso, originando que el capitán Villegas lo acuse de
traidor y estar confabulado con su hermano Manco Inca. Finalmente, Paullo Topa
logró convencer a los españoles, pero cuando llegaron a juntarse con el grupo
de avanzada, encontraron 36 españoles muertos, así como a muchos indios aliados
y un número elevado de heridos. La lucha duró diez días y fue muy cruel.
Finalmente fue una victoria inobjetable para las fuerzas de Manco Inca.
Manco Inca había vencido a Juan Pizarro en
Sacsayhuaman, a Hernando Pizarro en Ollantaytambo y ahora a Gonzalo Pizarro en
Chuquillushca. Lamentablemente no tenía los recursos que si disponían los
españoles, que contaban además con el apoyo de gran parte de la población
indígena. Inclusive, parte de la nobleza cusqueña peleaba a su lado.
Una nueva expedición fue enviada contra Manco Inca
esta vez comandada por el capitán Villacastín con un importante contingente de
españoles e indios. Con ellos iban los hermanos de Manco, Inguill y Guaipar
Inca. Manco Inca les cayó de improviso y obtuvo otra contundente victoria; en
la contienda murió Inguill y Guaipar Inca fue capturado. En esta forma pudo
vengarse Manco Inca de sus hermanos, todos ellos hijos de Huayna Capac y que
habían traicionado su sangre luchando al lado de los hispanos. En otros
encuentros por esos días, logró Manco también varias victorias de menor
envergadura.
Al termina de las contiendas y retirados los
hispanos, ordenó Manco la ejecución de Guaipar Inca, a pesar de los ruegos de
su mujer y hermana de ambos Kura Ocllo. Guaipar fue decapitado y cortaron la
cabeza al cadáver de Inguill.
Manco no perdonaba ni deserción ni traiciones y los
indios le temían más que a los mismos españoles. Fue muy cruel especialmente
con los cañaris, chachapoyas y huancas, enemigos ancestrales de los incas
cusqueños.
En 1541 la presencia de Manco con sus fuerzas fue
cada vez más frecuente y de mayor magnitud, obligando a Francisco Pizarro a
organizar una verdadera cruzada contra Manco Inca. Pero la iniciativa fracasó
ante la conspiración de los almagristas y la muerte de Pizarro en Lima. Los
almagristas comandados por Almagro el Joven lograron inclusive tomar contacto
con Manco Inca, pero este siempre estuvo muy receloso de la relación existente
entre Almagro El Joven y su ambicioso hermano Paullo Inca. La aventura del hijo
de Almagro terminó poco después, en 1542 en la sangrienta batalla de Chupas en
que fue derrotado y después ejecutado por el ejército comandado por Vaca de
Castro e integrado por todos los pizarristas,
Manco Inca mandó traer del Cusco a su hijo Titu
Cusi Yupanqui, junto con su madre, a quieren raptaron y llevaron a Vitcos donde
fueron recogidos por el Inca y llevados a Vilcabamba. También llevaron a u
refugio a siete españoles almagristas, entre ellos el capitán Diego Méndez, que habían huido del Cusco por problemas con
los hermanos Pizarro y que le pidieron ayuda. Los recibió y mantuvo como
invitados personales por varios años.
En esos años y hasta 1544 hubo muchas sublevaciones
de varios grupos étnicos que luchaban contra los españoles, pero tampoco
querían someterse al yugo incaico. Entre ellos estaban los Conchucos, los chimúes,
tallanes, chupanos, grupos de chachapoyas, moyobambas los huarcos y los Yauyos.
En sus años finales en las selvas de Vilcabamba los
chunchos de la jungla fueron sus más fervorosos aliados. Los españoles
organizaron muchas expediciones a la selva que nunca tuvieron el mínimo éxito.
Paullo Inca se sometió a Vaca de Castro
bautizándose cristiano con el nombre de Cristóbal Paullo Inca. También trató de
tender lazos con Manco Inca ofreciendo un trato equitativo a su alta investidura,
pero nunca obtuvo alguna respuesta favorable.
Manco sabía que al tener como refugiado al asesino
de Pizarro y a otros almagristas, jamás iba a ser perdonado por Vaca de Castro
quien además se había hecho conocido por su total falta de escrúpulos para
enriquecerse desde los cargos públicos, algo totalmente desconocido en la
sociedad incaica.
EL PODERÍO ESPAÑOL SE CONSOLIDA
Poco después llegó al Perú el primer virrey Núñez
de Vela y Manco vio cómo trataba de castigar los abusos contra los indígenas,
eliminar las encomiendas y principalmente se luchaba contra el poderoso clan de
los Pizarro que tanto daño le habían causado. Le informaron también que el
virrey venía con el encargo especial del rey Carlos V de llegar a un
entendimiento con Manco Inca. Aunque desconfiaba, envió un emisario ante el
virrey, escogiendo para tal fin al español Gómez Pérez. No aceptó enviar como
emisario a Diego Méndez, pues no confiaba en él pues había sido victimario del
gobernador Francisco Pizarro. El cronista Pedro Gutierrez de Santa Clara nos
cuenta este episodio: “Estando en este pueblo de la Barranca, vino a él por
mensajero Gómez Pérez, criado que había sido de don Diego de Almagro el Mozo, a
besarle las manos de parte del rey Mango Inga Yupangue, señor de todas estas
provincias y reinos del Perú. Este Magno Inga Yupangue estaba apartado y fuera
del camino real, en unas sierras muy ásperas y fragosas, con el capitán Diego
Méndez de Sotomayor y seis hombres que había seguido siempre la opinión de don
Diego de Almagro el Mozo, los cuales escaparon de la batalla de Chupas y sometieron
en la sierra de los Andes. A lo que este
mensajero vino fue que el rey Mango Inga Yupangue y el capitán Diego Méndez de
Sotomayor, con los demás españoles, le enviaban a pedir licencia y salvoconducto
para parecer ante su señoría y salir de la sierra a servir a su Majestad con el
rey Inga y con muchísimos indios vasallos suyos, y que el rey los asegurase de
Vaca de Castro y de los pizarristas, que los querían mal y eran perseguidos
dellos”.
El virrey accedió a los solicitado y pidió al inca
que venga a recibirlo. Sabía que en esta forma también lograría la paz en el reino
y conseguía aliados por si se sublevaban Vaca de Casto y los hermanos Pizarro
que veían en peligro sus privilegios.
Lamentablemente nunca se pudieron reunir Núñez de
Vela y Manco Inca. Al Poco tiempo, jugando al herrón con los españoles, estos
atacaron a Manco Inca con lanzas y puñales y huyeron del pueblo. Su hijo Titu
Cusi Yupanqui que había presenciado el hecho logró huir por el monte. Los
asesinos fueron capturados y traídos de vuelta a Vilcabamba donde tuvieron
horrible muerte. Manco Inca vivió tres días más y falleció a la corta edad de
29 años.
Sayri Túpac (hijo de Manco Inca y
Culchima Caype) fue declarado heredero legítimo y coronado inca tomando como
esposa a su hermana mayor Cusi Huarcay. Sayri Túpac inició
negociaciones con el nuevo gobierno español, lo que lo enfrentó al resto de la
élite de Vilcabamba. Inclusive viajó a Lima donde fue recibido con honores. Es
en esas circunstancias que Titu Cusi
Yupanqui, hijo de Manco Inca, adquirió poder de facto
y organizó el gobierno de Vilcabamba. Sayri Túpac, murió años después en el
valle de Yucay después de ser bautizado.
Izquierda: Camino Incaico a Espíritu Pampa, la antigua ciudad de Vilcabamba. Esta senda fue recorrida muchas por Manco Inca y sus hombres más fieles.
Derecha: Ruinas de Espíritu Pampas en la actualidad. Esta es la ciudad de Vilcabamba (La Convención – Cusco) que sirvió de refugio a Manco Inca y sus sucesores por muchos años.
Titu Cusi Yupanqui, al mando del reino en
Vilcabamba, tomó una posición bélica contra los españoles. En 1568 después de las negociaciones finalizadas con
el Tratado de
Acobamba dejó entrar a los misioneros a Vilcabamba. Titu Cusi
dictó a un escribano uno de los relatos más importantes conservados sobre el
punto de vista inca de la Conquista del Perú. Un confuso incidente con el
misionero Diego de Ortiz terminó con la enfermedad y repentina muerte del rey y
el posterior asesinato en represalia del cura.
El más joven de
los hermanos de Titu Cusi tomó entonces el mando: Túpac Amaru I.
El nuevo Sapa Inca formó un ejército y lo puso a las órdenes de los generales
Huallpa Yupanqui, Cori Páucar Yauyo y Colla Túpac. Denunció el Tratado de
Acobamba, expulsó a los españoles de Vilcabamba, cerró sus
fronteras y pregonó que luchaba por la restauración del Tahuantinsuyo.
El virrey del
Perú, Francisco
Álvarez de Toledo, quinto gobernante del Perú
hispano (1569–1581), envió al
dominico Gabriel de Oviedo y al licenciado García de los Ríos a Vilcabamba,
para que negociaran con Túpac Amaru Inca y solucionar el problema de forma
pacífica. Esta comisión no fue recibida por Túpac Amaru Inca y tuvo que volver
al Cusco. Encontrándose el virrey en el Cusco, envió a Tilano de Anaya con una
carta amenazante al Sapa Inca. Al cruzar el puente de Chuquichaca, fue muerto
por los leales a Túpac Amaru. Conocido el hecho, el virrey Toledo decidió
terminar las conversaciones y el concordato con Vilcabamba, enviando una
expedición militar al mando de Martín García Óñez de Loyola,
Martín Hurtado de Arbieto y Juan Álvarez Maldonado, para ocupar Vilcabamba
"a sangre y fuego". Ofreció a la ñusta Beatriz, heredera de
las riquezas de su padre Sayri Túpac, como trofeo en matrimonio para quien
capturase al Inca.
Con ayuda de los
informes de múltiples espías, la expedición española logró burlar las defensas
de Vilcabamba, destruir Vitcos y capturar, tras una larga persecución, al joven
rey. Así y tras un juicio sumario en la antigua capital del imperio, Túpac
Amaru fue decapitado en mayo de 1572.
Habían pasado
treintiseis años desde el inicio de la rebelión de Manco Inca en 1536.
En esta forma
terminó definitivamente el Tahuantinsuyo y se da inicio al virreinato que
duraría dos siglos y medio.
CAUSAS DE LA DERROTA DEL TAHUANTINSUYO
- ➤ Al final de la guerra entre Huáscar y Atahuallpa,
las fuerzas quiteñas exterminaron en el Cusco a la mayoría de las panacas Hanan
en diciembre de 1532. Este vacío jamás se llenó. Manco Inca fue coronado Inca
muy joven, a los 16 o 17 años.
➤ Un grave problema que afrontaron los pueblos indígenas de toda América fueron las enfermedades traídas de Europa con tra las que la población indígena no tenia inmunidad y prácticamente diezmó a la población. Antes de la llegada de Pizarro al Perú ya había fallecido de viruela Manco Inca lo que desencadenó la lucha entre Huáscar y Atahuallpa.
- ➤ Aparece cada vez con mayor nitidez la idea de
que los diferentes grupos poblacionales, nacionalidades o etnias que habitaron
el Tahuantinsuyo, no constituyeron propiamente una sola nación (quechua),
que no se creó un sentimiento de pertenencia a un mismo grupo, o que nunca
llegó a “cuajar” lo que hoy denominamos una identidad nacional. Todo
hace pensar que muchas de las naciones o etnias conquistadas no “sintieron”
como “suya” o como “propia” la cultura quechua ni a su clase dirigente inca.
Éstos fueron percibidos como unos jefes impuestos, extraños a su grupo porque
sus jefes naturales eran sus curacas.
- ➤ La sublevación contra el Cusco de mas de 200 etnias
en todo el Perú, que en muchos casos por reivindicar su libertad lucharon al
lado de los españoles, pensando ingenuamente que recobrarían su antigua
independencia.
-
El caso más notable es el de los huancas, que
llevaron una minuciosa contabilidad de toda la ayuda prestada a los españoles.
Años después, reclamaron un recompensa al virrey por el poyo prestado, llevando
toda la relación contable en los quipus, los que fueron llevados al papel por
los españoles. Posteriormente el cacique Guacrapáucar viajó a España para
presentar su reclamo al rey.
Por Real Célula
firmada por el Rey Felipe II en Barcelona el 18 de marzo de 1564, se concedió
un escudo de Armas a don Felipe Guacrapáucar de Lurinhuanca en agradecimiento
por su amistad y alianza del curaca Jerónimo Guacrapáucar con don Francisco
Pizarro y por el amplio apoyo brindado a su causa entre 1533 y 1564
- ➤ La enorme disparidad tecnológica. Mientras los
incas usaban la piedra y el cobre para sus armas, los europeos estaban en pleno
Renacimiento Europeo, con sus armaduras, escudos y armas de hierro. Era la
lucha del quipu contra el alfabeto, la balsa contra la carabela, la honda contra la
ballesta, el mazo contra la lanza y espada, sin mencionar al caballo que
evidentemente marcaba una diferencia en las batallas que nunca pudieron
superar.
- ➤ Los españoles recibían constantemente mayores refuerzos
y armamento desde el norte del continente e inclusive desde España.
- ➤ Otra causa de conflicto fueron los lazos de sangre
establecidos desde la llegada de los españoles con la nobleza incaica.
Inclusive Cuxirimay Ocllo (bautizada como Angelina Yupanqui) la mujer y prima de Atahuallpa fue
posteriormente mujer de Francisco Pizarro con quien tuvo dos hijos.
A la muerte de
Pizarro se fue con Juan de Betanzos al Cusco con quien vivió hasta el final de
sus días. Este no fue un caso aislado estableciéndose muchos lazos de sangre
entre españoles e indígenas, interfiriendo con la lucha de Manco Inca contra
los hispanos. Muchos miembros de la nobleza, inclusive algunos hermanos de
Manco Inca fueron aliados de los conquistadores españoles.
BIBLIOGRAFIA
LA DESTRUCCIÓN DEL IMPERIO DE LOS INCAS – Waldemar
Espinoza Soriano
Amaru Editores S.A. – La Victoria – Lima, Perú -
2012
El destacado historiador sanmarquino Waldemar
Espinoza Soriano nos presenta las conclusiones de sus estudios sobre las causas
que originaron la caída del Imperio Incaico en las manos de un grupo de
aventureros españoles. Nos presenta en
este libro un estudio de la alianza entre los huancas, uno de los doscientos
reinos que habían sido sojuzgados por el imperio incaico, con los españoles comandados
por Francisco Pizarro en su lucha contra los cusqueños y su victoria final que
significó la caída del imperio incaico y el sojuzgamiento de los reinos
originarios a sus nuevos amos españoles.
MANCO INCA – Juan
José Vega Bello
Editorial
Brasa S.A. – Colección Forjadores del Perú.(1995) – Volumen I: Manco Inca.
Juan José Vega
Bello (Lima, 13 de septiembre de 1932 – Ibídem, 8 de marzo de 2003), fue un historiador, catedrático universitario y periodista peruano.
Desde muy joven incursionó
en la docencia universitaria, siendo esta su actividad predilecta. En el campo
de la investigación histórica, fue el principal impulsor de la revisión de las
bases de la historia peruana, haciendo una interpretación novedosa de los
hechos. Su proyecto historiográfico atendió básicamente al final del imperio de
los incas y su conquista por los españoles
MANCO INCA EL GRAN REBELDE – Juan José Vega Bello
Populibros Peruanos S.A. – 8ª. Serie.(1995)
Juan José Vega Bello (Lima, 13 de septiembre de 1932 – Ibídem, 8 de marzo de 2003), fue un historiador, catedrático universitario y periodista peruano.
Nacido en Lima el año 1932, Juan José Vega, estudió en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó de Doctor en
Derecho y Licenciado en Historia. Autor de más de 30 libros en su mayor parte
inspirados en le historia del Perú.
RELACIÓN DE LA CONQUISTA DEL PERU - Titu Cusi
Yupanqui
Ediciones de la Biblioteca Universitaria - Lima,
Perú - 1973
El autor de esta obra, Titu Cusi Yupanqui es hijo
de Manco Inca y hermano de Tupac Amaru I. Fue de los Incas que sucedieron a su
padre en Vilcabamba. Finalmente llegó a un acuerdo con los españoles y el
sacerdote Fray Juan de Vivero lo bautizó en Vilcabamba, vivió largo tiempo con
él, escribió esta obra, dictada por el inca en 1570. El original de esta
obra se encuentra en la Biblioteca del Escorial en España y fue publicada por
primera vez en 1916.
SUMA Y NARRACIÓN DE LOS INCAS - Autor: - Juan de Betanzos
Editorial UNMSM – Lima 2010
En 1987, la historiadora
española María del Carmen Rubio dio la buena nueva del descubrimiento de la
versión completa de la crónica de Juan de Betanzos, autor de la Suma y
Narración de los Incas (Cusco 1551). Solo se conocían los 18 primeros
capítulos, ahora tenemos 82. Betanzos fue un español que llegó al Perú
inmediatamente después de la conquista. Fijó su residencia en la antigua
capital del Tahuantinsuyo, donde tuvo como esposa a doña Angelina Yupanqui, la
que fue prima hermana y esposa principal de Atahualpa y también de Francisco
Pizarro con quien tuvo dos hijos. Fueron condiciones que pusieron a Betanzos en
la mejor oportunidad para que, a base de los informes de su compañera y con sus
relaciones con la nobleza incaica en el Cusco, pudiera redactar una historia
fidedigna según los criterios y tradiciones de los descendientes de Pachacútec
y Atahualpa.
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